"No hay estadísticas en la provincia sobre casos de abuso sexual infantil; tampoco existe un código, como lo tienen enfermedades como la gripe A, en las historias clínicas", comentó Víctor Drube, jefe de guardia el Hospital de Niños. El médico explicó que si bien no es frecuente el ingreso de pacientes por abuso sexual, cuando un niño o niña ingresa a la guardia bajo la sospecha de haber sido abusado lo primero que se hace es requerir al acompañante información sobre su parentesco, si es familiar o no, y sobre los datos del paciente. "Si hay sospecha de abuso, por los signos externos que aparecen en el examen físico (hematomas, desgarros o fisuras en los genitales o en el ano) el diagnóstico es corroborado, generalmente, por un cirujano de guardia que es quien tiene mayor experiencia. Luego este se encarga de informar a la guardia policial. Paso seguido se informa al Juzgado de turno y con el oficial actuante de guardia se realiza el informe final", indicó. "Todo esto -dijo- queda asentado en el libro de guardia y esto datos se cargan en la computadora que está conectada al sistema de datos del Siprosa. No existe un código, como en casos de enfermedades, donde los médicos puedan registrar cada caso de abuso sexual infantil".

Investigación

"Sería conveniente este tipo de registros para quienes investigan la problemática; lamentablemente esto no se da en Tucumán. Tanto en el sistema de salud como en el escolar se necesita eficientizar las herramientas de relevamiento de casos, y disponer de protocolos para mejorar los sistemas preventivos", opinó Ana Valoy, psicóloga social de la Fundación EPASI.

Según Lorenzo Marcos, jefe de Terapia Intensiva del Hospital de Niños, el registro es fundamental. "Si bien contamos en la ficha médica con un casillero donde anotamos el aspecto de los genitales, esa información no sirve para realizar estadísticas, porque el abuso sexual infantil no tiene un código de registro en la base de datos del Siprosa, como tampoco hay una historia clínica única", sostuvo.

"Es verdad que los médicos no tenemos abierta la cabeza para sospechar de antemano, no estamos en alerta para hacer un examen a tiempo y que nos permita actuar de inmediato", reconoció Marcos. De acuerdo con sus experiencias en estos casos, opinó que para denunciar abuso sexual infantil se requiere contar con muchísimas pruebas y tener evidencias contundentes. "A la sospecha no se la puede comprobar", indicó. Consideró necesario reforzar además la currícula académica sobre este problema.

Por una infancia protegida 

Convenio con el PUEDES-UNT y actividades con niños de escuelas de barrios vulnerables

A partir de las 10, en el patio del Rectorado, el Equipo de prevención del abuso sexual infantil (EPASI), junto al Programa Universitario de Extensión y Desarrollo Social (PUEDES) dependiente de la Secretaría de Extensión de UNT, realizarán una jornada de promoción destinada a la concientización sobre las medidas de prevención en casos de abuso sexual. Participarán alumnos de la primaria de escuelas ubicadas en barrios vulnerables, con juegos, cantos y acciones de aprendizaje acerca de la temática. Habrá una Radio Abierta, y por la tarde tendrá lugar la charla "Protegiendo a la infancia del abuso sexual" (se dictará de 18 a 20.30 en el Aula Magna de la UNT). Los interesados pueden dirigirse a San Juan 754, sede del PUEDES, de lunes a viernes de 8 a 13, o por teléfono a 452-6025. El EPASI queda en pasaje Guido Spano 3905- B° Las Américas; teléfono 434-2673 (www.epasi.org.ar).

La protección de los pequeños es responsabilidad de los adultos

La Fundación EPASI ofrece una serie de programas destinados a la formación de padres, docentes, líderes comunitarios, profesionales y público interesado sobre el abuso sexual infantil. Entre sus programas ofrece talleres de prevención para niños y adolescentes -"Mientras nos divertimos, aprendemos a vivir"-; charlas y capacitaciones; cursos de formación para preventores, para trabajar en la prevención dentro de sus propias instituciones. Además, brinda asesoramiento en casos particulares o derivados. Los profesionales interdisciplinarios de la Fundación EPASI coincidieron en que sí es posible que alguien que sufrió abuso se recupere, y que los niños y adolescentes aprendan a defenderse del acoso o de abusos. "Lo principal es construir una autoestima fuerte, una buena comunicación, mantener buenas relaciones familiares; aprender a valorar la sexualidad y hacerla respetar; saber elegir amistades e incluso pareja", dijo la psicóloga social Ana Valoy.